MIÉRCOLES

LECTURA 1 MIN  Y 20 PÁGINAS DEL LIBRO :

DOS DETECTIVES "VAN CON UN PERRILLO" (PINCHA EN EL ENLACE)

 5 DIVISIONES

5 RESTAS CON LLEVADAS

 

REALIZA UN RESUMEN DE LA SIGUIENTE HISTORIA

La rana y el escorpión


En la orilla de un lago vivía una rana muy amable que ayudaba a todos los
animales que no sabían nadar a cruzar el estanque.
Cargaba a su espalda a pequeños ratones, orugas, escarabajos… y todo tipo de
insectos.
Pero cierto día, un escorpión que se había perdido le pidió que le ayudara a
cruzar.
—Rana, necesito cruzar el lago, pero mi cuerpo no tiene la capacidad de nadar,
¿podrías ayudarme?
La rana, que conocía la fama de los escorpiones, sabía que no podía fiarse.
—¿Que te lleve sobre mi espalda?, de ninguna manera. No te conozco y en
cualquier momento podrías clavarme tu aguijón y me matarías.
—Pero ¿cómo voy a picarte? Si así lo hiciera moriríamos los dos, pues yo no sé
nadar.
Aun así la rana no estaba del todo convencida. En realidad el escorpión tenía
razón, si le picaba él también se ahogaría en el agua.
—Por favor, rana… necesito pasar al otro lado.
Ante tanta súplica, la rana aceptó, y el escorpión, con cuidado, se subió a su
espalda.
Y así comenzaron a cruzar el lago.
En un principio todo iba bien y la rana, poco a poco, fue perdiendo el miedo. Pero
cuando ya estaban llegando a la otra orilla, realizó un movimiento brusco para
esquivar unas ramas y, en ese momento, el escorpión le picó en la espalda.
La rana sintió un profundo dolor y fue notando cómo el veneno le entraba en el
cuerpo paralizándole los músculos.
—Pero ¿qué has hecho?, ¿por qué me has picado? ¡Prometiste no hacerlo! Ahora
vamos a ahogarnos los dos.
—No he podido evitarlo, es mi naturaleza —contestó el escorpión.
La rana, apoyándose en unas ramas, aún consiguió salir a la superficie y así salvar
su vida. Pero el escorpión se quedó a unos pocos metros de la orilla, intentando no
hundirse.
Una mujer que paseaba alrededor del lago observó al escorpión intentando
alcanzar la orilla. Sin pensarlo, se acercó, alargó su brazo y lo cogió. Pero, en ese
mismo instante, le picó en la mano. Como reacción lo soltó y el animal cayó de
nuevo al agua.
Tras unos segundos, la mujer vio cómo el escorpión intentaba de nuevo llegar a la
orilla. Se acercó, alargó el brazo y volvió a cogerlo. Y este le picó de nuevo en la
mano, cayendo otra vez al agua.
Por el sendero se acercó un campesino que había estado observado toda la escena:
—¿Por qué intentas salvar a ese escorpión? ¿No ves que está en su naturaleza
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picarte?
La mujer no le hizo caso y buscó alrededor algo con lo que sacarlo. Encontró un
palo, se lo acercó y finalmente pudo dejarlo en tierra.
—Y en mi naturaleza está salvarlo —contestó.



 

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